Se le han dedicado muchas palabras a la íntima relación entre el amor y el odio, hasta dicen por ahí que “no hay uno sin el otro”, pero es una realidad que comprobé que existe al ver LOVE, la más reciente producción de Netflix. Aún así, sin importar que tan negativa haya sido mi reacción, no puedo negar que contiene esta serie es tan intrigante e imperfecta como la misma emoción del amor. (ADVERTENCIA: de aquí en adelante habrán algunos SPOILERS).

Creada por Leslie Arfin y Paul Rust, quienes están casados en la vida real, y coproducida por Judd Apatow, LOVE muestra el inicio de la relación entre Mickey Dobbs (Gillian Jacobs) y Gus Cruikshank (Rust), una verdadera pareja dispareja. Mickey es la típica chica-desenfrenada-rebelde-sin-cohibiciones mientras que Gus simplemente es otro chico-bueno-nerd. Hasta ahí los dos parecen perfectos ejemplos de estos arquetipos que se han visto una y otra vez, tanto en el cine como en la televisión, pero desde su primer episodio en adelante LOVE nos muestra que esa es solo la superficie de cada personaje.

Según alguna entrevistas, la intensión de los creadores de la serie es mostrar cada paso del complejo camino que se toma al tratar de establecer una conexión emocional con otra persona e iniciar una relación, por eso los protagonistas no se conocen hasta el último instante del primer episodio. Cualquiera puede creer que los primeros 5 ó 6 episodios se pudieran resumir en un capítulo de cualquier otra serie, pero LOVE se toma su tiempo en desarrollar tanto el mundo de Gus como el de Mickey, eso incluye sus problemas laborales, conflictos personales, amistades, desafíos y demás facetas de sus personalidades. Esta decisión hace que la serie se sienta lenta de lo que es.

Fuente: Google Images

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Arfin, Rust y Apatow intentan desamar las convenciones normalmente asociadas con una comedia romántica al mostrar los vicios, inseguridades, prejuicios y otras imperfecciones de sus protagonistas. Poco a poco vamos descubriendo que Mickey tiene problemas de adicción y de autoestima. Sus malas experiencias con el amor hacen que ella piense que un chico bueno como él la tratará y la hará sentir protegida. Por otro lado, Gus es un introvertido, con una personalidad pasivo-agresiva y, en algunas ocasiones, es muy inmaduro, aunque también sufre por ser un esclavo de sus manías. Al principio él ve a Mickey como la chica cool que quizás pueda conquistar.

Cuando LOVE por fin entra en materia y muestra la primera cita entre Mickey y Gus, es en el séptimo episodio (la primera temporada solo tiene diez), dos episodios después ya tienen serios problemas. LOVE pasa más tiempo estableciendo que tan “real” e “imperfectos” son los personajes que desarrollando su relación o mostrando cómo es posible que estas dos personas se puedan enamorar el uno del otro.

Peor aún, al final de la temporada, cuando parece que por fin van a estar juntos, también se da a entender que son tóxicos el uno para el otro y que sería mejor para ambos (especialmente Mickey), que por lo menos esperaran un año antes de intentar ser una pareja.

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Arfin y Rust crearon a los personajes principales como reflejos de sus propias personalidades y su relación, y aunque en la mayoría de los casos sus contrapartes parecen parodias ridículas, en otros momentos estas similitudes logran afectar la historia de manera positiva. Por ejemplo, los problemas de adicción de Mickey son un reflejo de las experiencias de Arfin, quien anteriormente estuvo adicta a la heroína y quien ahora celebra diez años de sobriedad. Entre los guiones de los creadores de la serie y la excelente actuación de Jacobs, en Mickey se ve una honesta interpretación de la realidad de una persona que vive bajo la sombra de sus adicciones.

Al utilizar personajes tan imperfectos que no dejan de meter la pata cada vez que pueden, el show está tratando de mostrar una visión más real en cuanto a la experiencia de iniciar una relación íntima con otra persona y a la vez romper con los estereotipos impuestos por Hollywood sobre lo que es el “cortejo ideal”. El show insinúa esta intención cuando Gus, angustiado por haber terminado recientemente una relación, lanza su colección de Blue Rays de película románticas a la calle, acusándolas de venderle mentiras. El problema es que si no se maneja esto con cierta sutileza, se corre el riesgo de terminar con personajes desagradables que el espectador no soportará ni le interesará ver qué pasa con ellos. Hasta ahora este no parecer ser el caso de LOVE ya que , en general, las reacciones del público y la crítica han sido positivas. Además, Netflix recientemente anunció que se va a grabar una segunda temporada.

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Algo positivo del show son las actuaciones, especialmente la de Gillian Jacobs como Mickey. Algunos espectadores la reconocerán como Britta Perry de la serie de culto Community, pero aquí, aunque no ha perdido su habilidad de hacer reír, puede interpretar a la perfección las diferentes facetas de un personaje tan complejo como Mickey. También está Claudia O’Doherty en el papel de Bertie, la alegre australiana que convive con Mickey. Al principio de la serie uno cree que Bertie solo estará ahí para que los demás se burlen de ella, pero la actuación de O’Doherty la convierten en una entidad creíble cuya honestidad y buena actitud es una bocanada de aire fresco en una serie llena de personajes cínicos y escépticos.

Asimismo, la serie cuenta con la colaboración de muchos artistas de distintas disciplinas y niveles de celebridad. Por ejemplo, un episodio es dirigido por Steve Buscemi, en otro vemos a comediante-actor-desastre-andante Andy Dick, también aparece Madchen Amick, mejor conocida por interpretar al personaje de Shelly en la serie Twin Peaks. Mark Everett, alias “E”, cantante del grupo Eels, no solo sale en un episodio, también participa en una sesión musical con Rust. Y estos solo son algunas de las apariciones especiales, pero hay que estar atento, porque en muchas ocasiones solo duran segundos.

Definitivamente, este es una serie que tiene muchos puntos a su favor, pero debido a la forma en que fue realizada y el material que maneja, al menos que el espectador sienta alguna simpatía por la historia o los personajes, no vale la pena seguirla. Hasta ahora no estoy seguro si veré la segunda temporada cuando estrene. Aunque pueden ocurrir muchas cosas en un año. ¿Quién sabe? Quizás en doce meses me interese ver que ha ocurrido en las vidas de Gus y Mickey.

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