Cuando vi el tráiler de THE MAGNIFICENT SEVEN por primera vez sabía que tenía que ver esa película, no solo porque de vez en cuando me gusta disfrutar de una buena vaquerada, sino porque también soy un fan de la historia original, o mejor dicho de la OTRA historia original, porque este film es un remake del western del mismo nombre dirigido por John Sturges, que a su vez fue un remake de “Los siete samurái” de Akira Kurosawa. Traté de no dejarme influenciar por el hecho de que este es el remake de un remake y fui al cine con la mente abierta, pero después de verla creo que en esta copia de la copia del filme original se diluyó la esencia de una gran historia.

En este filme el pequeño pueblo de Roose Creek es asediado constantemente por la pandilla de lacayos del corrupto empresario Bartholomew Bogue (Peter Sarsgaard), por eso sus habitantes están desesperados y toman la decisión de contratar siete pistoleros para defenderlos y buscar justicia. En esta ocasión los “magníficos” que deciden luchar por algo más que dinero son: Sam Chisolm (Denzel Washington), Josh Faraday (Chris Pratt), Goodnight Robicheaux (Ethan Hawke), Jack Horne (Vincent D’Onofrio), Billy Rocks (Byung-hun Lee), Vasquez (Manuel Garcia-Rulfo) y Red Harvest (Martin Sensmeier).

Desde un principio la majestuosidad visual del Viejo Oeste es resaltada a gracias al trabajo de Mauro Fiore, quien fue director de fotografía del filme. Por otro lado, esta película también cuenta con varias secuencias de acción que son muy buenas (algunas, no todas) y que se serán del agrado para los fans de duelos entre pistoleros. Además, vale la pena mencionar el gran trabajo que se hizo con la musicalización ya que la banda sonora de este filme fue el último trabajo realizado por el reconocido compositor James Horner quien falleció el 22 de junio del 2015.

Donde en realidad THE MAGNIFICENT SEVEN sufre es en la historia y el desarrollo de sus personajes. El principal problema es que la película no explica de una manera convincente el por qué estos vaqueros, que incluyen un cazarrecompensas, un asesino y un guerrero comanche, deciden arriesgar sus vidas para salvar un pueblo lleno de desconocidos. Solo hay un personaje con una motivación clara, pero este es un elemento que parece que se agregó a último minuto y de la manera más torpe. Y en cuanto a los demás, solo uno de ellos siente dudas sobre lo que están tratando de hacer porque está traumatizado por toda la violencia que ha visto en su vida (pero después se le pasa, porque sí). Asimismo, tampoco queda claro cómo estos hombres que apenas se conocen desde hace unos días ya trabajan bien en equipo y son amigos.

Fuente: Google Images

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Todo esto me sorprende porque Antoine Fuqua, el director de esta película, también dirigió TEARS OF THE SUN y KING ARTHUR, dos películas que, aunque no son remakes de THE MAGNIFICENT SEVEN, sí se basan en el mismo concepto de un pequeño grupo de guerreros que debe de arriesgarlo todo para salvar un pueblo/comunidad de un grupo de asesinos/invasores/ladrones. Aunque estas películas no son perfectas, hacen un mejor trabajo para evitar los desaciertos que mencioné anteriormente, así que se supone que esto no debió de ser un problema para Fuqua.

Los personajes en sí solo son entidades superficiales creadas en base a estereotipos y es una pena porque es un desperdicio de actores como Vincent D’Onofrio y Ethan Hawke. Denzel Washington no está mal porque hace el mismo papel de héroe de película de acción que ha interpretado en otras ocasiones, excepto que esta vez está montado sobre un caballo, y Chris Pratt es igual de encantador que siempre pero aquí eso no es suficiente. Manuel Garcia-Rulfo y Martin Sensmeier apenas se sienten, pero lo peor es el malvado Bartholomew Bogue de Peter Sarsgaard. Hace mucho que no veía un villano tan ridículo, tan sobreactuado y tan insípido. Es más, creo que Sarsgaard se inspiró en Snidely Whiplash para interpretar a su personaje. El resto de los “villanos” no son más que una colección de todo tipo de cliché de chicos malos relacionados al género del western.

Fuente: Google Images

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Otra debilidad de este filme es su ritmo, pero esto es tanto un problema del guión como de edición. A pesar de que solo dura 4 minutos más que la versión original (la de los vaqueros) da la sensación de que dura más tiempo. Además, las escenas dramáticas no terminan de convencer y las secuencias de acción no tienen el mismo impacto porque la película no termina de establecer un vínculo emocional entre el público y los personajes. Cuando alguno de ellos es eliminado es de una manera muy artificial y apenas se siente.

Al final THE MAGNIFICENT SEVEN es una película que se preocupa más por su apariencia que por contar una buena historia. La única forma que vale la pena verla es en una excelente sala de cine para poder apreciar su cinematografía y algunas secuencias de acción, pero esta versión de “los siete magníficos” es más “mediocre” que “magnífica”.

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