Es increíble la cantidad de comedias dominicanas que se producen todos los años, pero son pocas las que sobresalen y son recordadas con afecto por el público, como es el caso de TUBÉRCULO GOURMET, filme protagonizado por Raymond Pozo y Miguel Céspedes y dirigido por Archie López que pasó a ser una de las películas más taquilleras del cine dominicano. Ahora López, Pozo, Céspedes y el resto del equipo regresa con TUBÉRCULO PRESIDENTE, secuela que intenta ser una comedia política para toda la familia.

En esta ocasión Tubérculo Gourmet (Raymond Pozo) y Tirson Dolores (Miguel Céspedes) son elegidos presidente y vicepresidente de la República Dominicana y su peculiar gobierno logra altos índices de popularidad gracias a sus programas de alimentación para el pueblo, pero algunos sectores dedicados a negocios turbios son afectados y organizan un golpe de estado contra el gobierno de Tubérculo.

Cuando fui al cine a ver la primera película de Tubérculo recibí una muy agradable sorpresa. Me dejé llevar por el encanto de ese filme, la mayoría de sus chistes eran buenos, el guión estaba bien y en general las producciones de López están muy bien cuidadas en el aspecto técnico. Influenciado por esa experiencia fui a ver TUBÉRCULO PRESIDENTE con altas expectativas que, por lo menos para mí, no se cumplieron.

(Fuente Externa)

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En esta ocasión Raymond Pozo y Miguel Céspedes vuelven a encarnar a Tubérculo y a Tirson, personajes que crearon para el programa de televisión: “A reír con Miguel y Raymond”. El humor de estos actores es la principal atracción del filme y suficiente para ganarse las risas del espectador. Cheddy García y Paula Disla también regresan y se roban par de escenas en las que figuran, pero el resto del elenco queda entre las categorías de “aceptable” y “olvidable”.

Es evidente que se le debió dedicar más tiempo a la elaboración del guión de este filme, porque se siente como si esta es un sketch de televisión que se alargó más de la cuenta. La mayoría de los conflictos que se presentan a lo largo de la trama son triviales y no ofrecen una resolución satisfactoria, además el desarrollo y construcción de los personajes es casi nulo. Como ejemplo de estos dos puntos está el arco dramático de uno de los personajes secundarios cuyo punto de partida es que una joven que cree que el objetivo principal en la vida de una mujer es casarse. También existen algunas inconsistencias en el guión y esto se refleja en la manera que se desarrolla el conflicto principal. Trataré de no arruinarle la película a aquellos que no la han visto, pero básicamente hay una escena que ocurre a mitad de la película que contradice todas las demás y crea confusión.

(Fuente Externa)

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Por otro lado están los chistes. Muchos de ellos funcionan pero esto se debe más al talento de los actores principales. En la mayoría de los casos son demasiados simples, basados en clichés, no se presentan de la manera más apropiada, algunos solo funcionan si uno desconoce la cultura de otros países o si todos los personajes carecen de sentido común y otros hasta llegan a ser ofensivos.

Gran parte de la película se grabó en el Palacio de Bellas Artes, el cual fue transformado en el Palacio Nacional para poder hacer el filme, esto causa que la mayoría de las escenas se sientan repetitivas y poco originales. Es más, se realizaron tantas tomas en los pasillos de Bellas Artes que en un momento hasta me sentí atrapado en ese edificio. Visualmente el resto del filme no es muy llamativo, ni en la filmación de escenas en exteriores ni con el uso de efectos especiales, además de otros detalles que pertenecen más a una producción televisiva y no a una película.

Asimismo, la musicalización del filme deja mucho que desear porque a veces no deja entender el diálogo o, peor aún, no tiene nada que ver con lo que está ocurriendo. En un caso específico, en la que debería de ser una de las escenas más hilarantes de la película, ocurre una situación muy graciosa (pero que es humor de adultos) que pierde su impacto porque la música de fondo parece que salió de un programa de televisión de niños.

Aún así, a pesar de no estar a la altura del filme que lo precede, TUBÉRCULO PRESIDENTE si contiene muchas risas para aquellos que no se fijen en estos detalles y solo quieren ir al cine para desconectarse del mundo.

(Fuente Externa)

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