Kung-fu, dinosaurios, nazis, viajes en el tiempo, exageradas escenas de acción, moda extravagante, la ciudad de Miami y motines causados por máquinas de videojuegos hartas de mocosos que no saben como aceptar que fueron derrotados, estos son solo algunos de los elementos que forman parte de KUNG FURY, cortometraje categorizado como comedia de acción, pero que funciona más como una parodia que celebra las películas de acción y de cine B de la década de los 80.

KUNG FURY es un joven policía que habita en Miami-Dade en 1985. La vida de este héroe cambia por completo la noche en que Dragón, su compañero, es asesinado por un ninja rojo en un callejón oscuro. En ese instante el joven agente es alcanzado por un relámpago y mordido por una cobra al mismo tiempo, incidente que le otorga increíbles poderes de artes marciales y lo convierten en… ¡KUNG FURY! Cuando Adolf Hitler, alias “Kung Führer”, asesina al jefe de la policía disparando balas a través de un celular del tamaño de una caja de zapatos, KUNG FURY decide viajar al pasado y eliminar a Hitler en la Alemania Nazi. Desafortunadamente, un error lo lleva a la época vikinga, donde se enfrenta a dioses y dinosaurios, antes de llegar a la era correcta y enfrentarse a sus enemigos.

Y si esa suena como la sinopsis más descabellada que han leído, esa descripción no cubre ni un 50% de las locuras que ocurren en tan solo 30 minutos de un filme con personajes como Hackerman, Triceracop, Barbarianna y Cobra/Dinomite. En serio, la primera vez que me enteré de la existencia de KUNG FURY, pensé que solo se trataba de una película ficticia que formaba parte de la campaña de marketing del nuevo video musical de David Hasselhof para la canción True Survivor, pero no, este filme es real, la canción es parte de su banda sonora y, lo más increíble de todo, Hasselhof aún está produciendo música.

Todo comenzó con el cineasta sueco David Sandberg, el director, creador y protagonista de KUNG FURY. Sandberg ya había hecho una carrera dirigiendo videos musicales y comerciales, pero dejó todo atrás para trabajar en el guión de una película que rindiera tributo a los filmes del género de acción de los 80, aunque aún no se ha confirmado si Sandberg tomó esta decisión después de que también fue alcanzado por un relámpago y mordido por una cobra al mismo tiempo (en realidad eso explicaría mucho).

Fue gracias a la página de Kickstarter y la modalidad crowdfunding que Sandberg pudo recaudar US$630.019 para poder realizar su proyecto, el cual pasó de ser un largometraje a un cortometraje y quizás es mejor así. Más de 30 minutos de las demencias que se ven en KUNG FURY puede tener efectos secundarios, como el repentino deseo de ver un maratón de películas de Michael Paré o la necesidad de decirle a todo el mundo que la derrota de Ivan Drago en Rocky IV fue una de las causas de la caída del Muro de Berlín.

Fuente: Google Images

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KUNG FURY debutó en diversas plataformas el 28 de mayo del 2015 y para el 1 junio ya había recibido alrededor de 10 millones de reproducciones en YouTube. Además, no solo la recepción del público y la crítica fue generalmente positiva, KUNG FURY también participó en la sección Quinzaine des Réalisateurs (Quincena de los Realizadores) del Festival de Cannes de 2015, aunque perdió ante el corto “Rate Me” del Reino Unido. Por suerte, David Sandberg no interrumpió la ceremonia de los premios disfrazado de KUNG FURY para retar al jurado a un duelo de kung-fu para vengar su honor.

Es increíble como un ejercicio en creatividad pueda crear cortometraje tan divertido que también funciona como un excelente homenaje a la época que nos regaló joyas como Chuck Norris, Miami Vice y los filmes de casi todo el elenco de The Expendables. Ya se han creado algunos videojuegos basados en este concepto y recientemente Sandberg anunció que ya está trabajando en una secuela así que podremos más de esta gloriosa anomalía.

Mientras tanto, KUNG FURY está disponible en Netflix y en su canal oficial de YouTube. Es más, aquí va el enlace para que la puedan ver ahora y disfruten de la magia del kung-fu mezclada con el desenfreno de los 80.